Tema 1. Morfofisiología del aparato cardiovascular

El estudio de la anatomía cardiaca y de los grandes vasos constituye la base para comprender la organización funcional del sistema cardiovascular. El corazón, mediante su estructura muscular y valvular, asegura la circulación continua de la sangre, mientras que los grandes vasos regulan su distribución hacia los territorios sistémico y pulmonar. Conocer la disposición anatómica de estas estructuras es esencial para el análisis clínico, quirúrgico y fisiopatológico del aparato cardiovascular.

El sistema cardiovascular opera mediante dos circuitos interconectados:

  • la circulación pulmonar o menor, que transporta sangre desoxigenada desde el ventrículo derecho hacia los pulmones para el intercambio gaseoso, y
  • la circulación sistémica o mayor, que distribuye sangre oxigenada desde el ventrículo izquierdo hacia todos los tejidos del organismo.

Ambos circuitos trabajan simultáneamente para mantener la homeostasis.

Subtema 1.3. Histología cardiaca y de los grandes vasos

Histología del tejido cardiaco y vascular

El músculo cardiaco presenta características microscópicas únicas que lo distinguen del músculo esquelético y liso. Sus células están unidas por discos intercalares que contienen uniones gap y desmosomas, permitiendo la conducción eléctrica y la cohesión mecánica.

Las células marcapasos poseen propiedades histológicas especiales que les permiten generar impulsos eléctricos espontáneos.

Los vasos sanguíneos presentan tres túnicas con características específicas según su función: íntima, media y adventicia.

La embriología cardiaca estudia el origen y desarrollo del corazón desde las primeras etapas del embrión hasta la maduración de su estructura funcional. El corazón es el primer órgano funcional del ser humano, iniciando su latido alrededor del día 22–23 de desarrollo. Su formación implica una serie de procesos coordinados que incluyen la migración celular, la fusión de estructuras endocárdicas y la división de cavidades, los cuales garantizan una circulación eficiente antes y después del nacimiento.

El corazón es una bomba muscular especializada cuya función es mantener el flujo continuo de sangre a través del sistema circulatorio, garantizando el suministro de oxígeno y nutrientes a los tejidos, así como la eliminación de productos metabólicos. Esta función se logra gracias a una compleja integración de propiedades eléctricas y mecánicas del músculo cardiaco, reguladas finamente por mecanismos autonómicos y hormonales. El estudio de la fisiología cardiaca permite comprender no solo cómo funciona el corazón en condiciones normales, sino también cómo se altera su desempeño en patologías como la insuficiencia cardiaca, arritmias, hipertensión o shock.

El músculo cardiaco posee propiedades fisiológicas esenciales que permiten su adecuado funcionamiento como bomba.